Es más que común que las personas mostremos una falsa identidad, que está basada en lo que hacemos. Vivir así creyendo que sonó todo aquello que hacemos es similar tener lodo en los ojos, debemos lavarnos los ojos para recuperar una identidad saludable. Dios nos ha llamado hijos amados, nadie deja de ser hijo por lo que hace, así que el reto es, aceptar lo que Dios dice de nosotros y rechazar todo aquello que no proviene de él.