Recordamos como en una localidad de Castellón de poco más de 2000 habitantes se levantó de la nada una ciudad de vacaciones. Uno de los mayores crímenes patrios del ladrillazo. Cinco hoteles, 10.000 apartamentos, un balneario, 8 parques de ocio, un centro médico, tres chiringuitos, una playa de césped y un trenecito para recorrer el millón y medio de metros cuadrados de locura. ¿Qué nos queda de todo aquello? ¿Cómo fue posible?