La luz roja del amanecer se ha convertido en sangre. Desde la tierra surgen columnas de humo que parecen el único sostén de la aurora. El agua de la vida se ha estancado en un charco, mientras las palomas se convierten en un huracán negro que anuncia la guerra. Y es difícil pensar en el futuro, porque deshojamos la margarita, sí, no, sí, no, sí, no, y resulta muy difícil creer en el paraíso, en una tierra prometida o en una esperanza futura.