Hemos viajado a la vida del guitarrista Agustín Castellón Campos 'Sabicas', el tío Sabas como le llamaban los flamencos. Lo de Sabicas viene porque de niño, en su Pamplona natal, le gustaban mucho las habas y cuando iba al mercado a comprarlas con su madre le decían "mira, ahí viene el niño de las habicas, de las sabicas y de ahí Sabicas". Nos lo cuenta el cantaor navarro Juan Muñoz 'Jolis' , director de la Casa Sabicas que junto a Arturo Fernández, director del Festival 'Flamenco on Fire' están reivindicando su figura en la capital navarra. Sabicas era un genio, hijo de vendedores ambulantes, que a los siete años ya daba un concierto en el Teatro Gayarre y a los 9, en Madrid. Creció en los años 20 y 30 del pasado siglo en Madrid acompañando a los y a las más grandes del baile y el cante como la Niña La Puebla, Estrellita Castro o Carmen Amaya. En el 36 abandona España en plena guerra siendo ya una estrella. Triunfa en Argentina y México para, a partir de los años 50, instalarse en Nueva York donde ya no acompaña, ya es un concertista de guitarra. Su forma de tocar, su ritmo, su limpieza y la velocidad de su pulgar lo hacen estrella de la televisión americana y no para de girar y grabar discos. Esos discos llega a España en los años sesenta y son el alimento de los jóvenes guitarristas españoles que descubren en Sabicas a su maestro. Son los Víctor Monge 'Serranito' , Manolo Sanlucar , Paco De Lucía o los Habichuelas. Primero lo escucharon en los vinilos soñando con un día tocar como él y luego lo visitaban en Nueva York hasta que él de mayor empieza a venir a España. Su lugar de encuentro fue el Corral de la Morería en Madrid donde acudía todos los flamencos para verlo. En 1989 le dieron un gran homenaje en la mítica sala neoyorkina Carnegie Hall. Le acompañaron todos sus discípulos. Murió el 14 de abril de 1990 y está enterrado en su Pamplona natal junto a otro genio de la música navarra como Sarasate. Si la guitarra hoy es un referente de lo español y el flamenco en todo el mundo es gracias al Tío Sabas. Con él empezó todo, él lo cambió todo.