Hasta hace muy poco, la risa y la sonrisa estaban prohibidas en el arte. Solo los pobres, ignorantes, viciosos, borrachos y locos enseñan los dientes, porque no saben controlar sus emociones. Así se habla de la sonrisa en un fragmento del libro ‘Las normas de decoro y civismo cristiano’ escrito en 1703 por San Juan Bautista de La Salle: “Hay gente que levanta tanto el labio superior… que sus dientes quedan visibles casi por completo. Esto es completamente contrario al decoro, que te prohíbe mostrar los dientes al descubierto, ya que la naturaleza nos dio labios para taparlos”.*