En el 2012 fui a la FIL y conocí a Antonio Cisneros y me cautivó su poesía. Pensé que lo volvería a ver una vez más, pero al siguiente año no pude volver a la FIL para escucharle y que me firmase mis libros. Al cabo de unos meses murió y siempre he pensado en su forma incomprensible de hacer poesía.