Así pues, esta dama ajada tomó ayer su cayado y enfiló hacia el Centro de Salud para recoger analítica (estoy de coña, por si a algún adversario le interesa) y rellenar impresos para, ay, solicitar la Declaración de Dependencia, en pos de ese botoncito colgante que ha de ayudar a una mujer independiente, que vive sola y cuida de sí misma, aunque con movilidad limitada, si se cae en un momento u otro. No existe mejor estímulo contra el fango que encontrar buenas personas trabajando en Lo Público y que, superando los muchos obstáculos y carencias que se les oponen, echan una mano y lo hacen con amabilidad.