La revista Ajoblanco fue un ventilador. Es lo que dicen algunos de los que formaron parte de ella. Cuando llegaron aires nuevos a esa España que cerraba el franquismo y se abría a los temas tabú hasta ese momento, Ajoblanco puso palabras a nuevas realidades, a nuevas ideas, a la contracultura. Pepe Ribas recuerda qué supuso la revista y cómo los lectores, como José Luis Troyano o Lola Gispert, la hicieron posible, le dieron vida.