El horizonte que se abre en Estados Unidos tras la contundente victoria de Donald Trump da para mucho análisis. Primero, tratar de entender por qué los estadounidenses han votado mayoritariamente, y le han otorgado infinitamente más poder que hace ocho años, a alguien que acumula en su currículum dos impeachments, entre otras cosas por haber animado nada más y nadas menos, al salto al capitolio, y que acumula procesos penales e incluso una condena.