Teherán bombardeó Israel en respuesta a la invasión del Líbano con una lluvia de proyectiles -casi 200 misiles- que no causaron fallecidos, según el gobierno israelí, y que fueron detenidos por su defensa aérea -la llamda cúpula de hierro- si bien alguno traspasó el escudo e impactó en edificios. Una imagen sin precedentes que aumenta la incertidumbre. Mientras, en Beirut sigue la calma tensa, con varias bombas cayendo en los alrededores de la ciudad.