¿Pensará Bárbara Rey que José Luis Ábalos, el pobre, con tantas exmujeres, con un sueldecito de ministro que no llegaba ni a la mitad del de algunos de sus subordinados, se pasó de la raya? Un día te invitan a unas copas, otro te mandan un regalo al despacho, más tarde te organizan unas vacaciones de ensueño, finalmente se ofrecen a pagar el apartamento de una buena amiga…