Aflicción como telón de fondo, como acompañamiento y soledad. Aflicción como reflexión y como tender un cable, como lanzar una serpentina de aquellas que, en la infancia, mandábamos de un balcón a otro y nos hacía vecinos. Acongojarnos íntimamente quienes vivimos lejos de los sobresaltos, de las muertes súbitas, de los martirios causados por catástrofe llamada natural o por comportamientos torpes y desidiosos de individuos concretos.