Maruja Torres, periodista incombustible; opinadora insobornable; escritora como única forma de entender el mundo y de explicarse en él, acaba de publicar un testamento vital, en el que apela a la alegría de vivir; al placer de abandonarse al cine, "Prefiero una mentira bien contada en una sala de cine de barrio que un fragmento de insoportable realidad"; a las comidas con los amigos, al recuerdo de los ausentes, siempre Terence y Vázquez Montalbán" entre ellos, al sexo, los viajes y, por supuesto y, pese a todo, al periodismo. Todo eso se encuentra en "Cuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo" (Editorial "Temas de hoy").