No resulta fiable confiar la estrategia de oposición al testimonio de un señor en prisión tratando de llegar a un acuerdo para rebajar sus cargos a cambio de esparcir acusaciones aquí y allá. Pero que no haya razones que justifiquen hoy una reprobación al gobierno no significa que el presidente no esté llamado a liderar una ofensiva jurídica, pero también política y comunicativa.