A comienzos del presente siglo, una banda salvadoreña llamada La Pepa adaptó el corrido mexicano de "Juan Charrasquiado" y dio vida a una canción que marcó a su generación. "Juan El Sobado" no solo fue un himno identitario del movimiento "Guanarock"; también profetizó la expansión imparable del fenómeno social de las pandillas en El Salvador.